La economía digital brasileña se ha consolidado como un sector esencial para el crecimiento y la inclusión social. El país muestra una rápida adopción de tecnologías digitales, ejemplificada por la popularidad del sistema de pagos instantáneos Pix y el crecimiento robusto del comercio electrónico. En 2024, el e-commerce brasileño facturó más de R$ 200 mil millones, con una proyección de superar los R$ 234 mil millones en 2025, impulsado por un crecimiento superior al 10%, según Ecommerce Brasil. La digitalización tiene el potencial de integrar a una mayor parte de la población en la economía y aumentar las ventas de pequeños negocios. Según Forbes, Brasil se destaca como el cuarto mayor consumidor de aplicaciones móviles y el tercero en uso de redes sociales en el mundo.
El mercado de comercio electrónico brasileño es el más grande de América Latina, con un volumen de USD 276,9 mil millones en 2023 y una proyección de alcanzar los USD 500 mil millones para 2026, según el informe de PCMI. El panorama competitivo es dinámico, con la entrada de gigantes internacionales. La llegada de Meituan al país representa una inversión de R$ 5,6 mil millones, según ApexBrasil, dirigida a dominar una empresa brasileña de delivery que posee más del 80% del mercado. La estrategia incluye subsidios agresivos y fuerte inversión en marketing. Al mismo tiempo, Temu lanzó oficialmente sus operaciones y ya se convirtió en el segundo mayor e-commerce del país, con 9,9% de participación de mercado, según Acelera Varejo, impulsada por descuentos y envío gratuito. Sin embargo, la empresa enfrenta desafíos regulatorios debido a un impuesto de importación del 20% para artículos de menos de USD 50, además de un ICMS adicional del 17%, según Infomoney.
La competencia evoluciona hacia una batalla de ecosistemas integrados. Esto sugiere que las empresas locales deben desarrollar ecosistemas sólidos o especializarse profundamente en nichos, integrándose a plataformas mayores. El éxito a largo plazo depende de una localización profunda, comprendiendo las preferencias del consumidor y las sensibilidades sociopolíticas, como las leyes laborales. La mera importación de un modelo extranjero de éxito no es suficiente en Brasil.
La expansión del crédito a través de plataformas se ha convertido en una estrategia clave de retención de clientes. Una empresa brasileña de delivery, por ejemplo, ofrece préstamos a restaurantes asociados. El proceso es totalmente digital, con tasas fijas y retención automática del pago. Su brazo financiero ya alcanzó R$ 1 mil millones en cartera activa de crédito, según Entrega XP. Al ofrecer capital de trabajo, la empresa trasciende su papel de logística, convirtiéndose en un socio comercial estratégico.
Otra gran plataforma de e-commerce permite pagar en cuotas sin tarjeta de crédito. La activación es simple, con aprobación inmediata y un límite inicial de hasta R$ 600, según su sitio web. El servicio no cobra anuidade, y las tasas se personalizan según el puntaje de crédito del usuario. Esta iniciativa amplía el acceso al mercado digital para personas sin tarjeta de crédito.
El Banco Central de Brasil (BCB) mantiene una postura proactiva, incentivando la conformidad en el sector de finanzas integradas. Sus prioridades para 2025 y 2026 incluyen Open Finance, la regulación de activos virtuales y la supervisión de la IA. Las normativas buscan impulsar la inclusión financiera, simplificando procesos y expandiendo el acceso al microcrédito. La decisión del BCB de dirigir préstamos a regiones vulnerables demuestra cómo la regulación se utiliza como una herramienta para el desarrollo económico nacional.
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